El terror es uno de los géneros más representativos del sector del videojuego. Tener la oportunidad de controlar a un personaje al que le ocurren sucesos paranormales, tiene que hacer frente a peligros de otro mundo o simplemente es perseguido por un asesino que intenta acabar con su vida, genera una tensión brutal a la hora de ponerse a los mandos. Hay muchas sagas ilustres que han triunfado a lo largo de la historia como Silent Hill o Resident Evil, aunque una de ellas se ha alzado como la más popular en la época moderna.

Desde que se produjera el lanzamiento de su primera entrega, Outlast ha sido un título que ha conseguido impresionar por su propuesta. En su día ofreció algo radicalmente opuesto a lo que se conocía, jugando con la oscuridad a través de una cámara de vídeo, donde la batería de la misma era crucial para no avanzar a tientas. Sus geniales mecánicas y el universo en el que introducía al jugador, basándose en el proyecto MK-Ultra que tuvo lugar durante la Guerra Fría resultaba aterrador. Algo a lo que se le quiere dar continuidad con su nueva entrega.

El terror que traspasa al barrera de la realidad

Red Barrels, desarrolladores de Outlast, probaron suerte con algo diferente mediante la secuela del primer título. En ella, una secta se encargaba de ponerle las cosas difíciles al jugador en su misión para rescatar a su mujer secuestrada. No obstante, perdió algo de interés por parte del público, ya que a pesar de mantener sus mecánicas jugables, el argumento caía en ciertos clichés habituales del género. Por ello, con su nueva entrega, quisieron regresar a los orígenes.

Así, Outlast Trials regresa a ese entorno de la Guerra Fría, donde las historias que se cuentan generan un terror colosal. El denominado proyecto MK-Ultra de la CIA se llevó a cabo en secreto en el Allan Memorial Institute, hospital psiquiátrico situado en Québec, Canadá, con el objetivo de modificar las conductas y los recuerdos de los pacientes mediante experimentos que bien podrían considerarse como torturas. Aquí es donde entra el equipo de Red Barrels, recreando algunos de estos experimentos dentro del juego para generar pavor en el jugador.

A pesar de que su principal apuesta es el multijugador, Outlast Trials también tiene una historia que contar para que todos los jugadores que se adentraron en su universo con la primera entrega puedan descubrir qué pasó antes de los acontecimientos principales del videojuego. Por ello, ahonda en un paciente que se presta voluntario para estos experimentos, aunque sin ser consciente de la crueldad de los mismos, por lo que su misión será escapar antes de que sea demasiado tarde. En esta lucha por su supervivencia no tiene por qué estar necesariamente solo, ya que puede contar con la ayuda de hasta tres pacientes adicionales para alcanzar el objetivo.

El terror en compañía: ¿cooperación o traición?

El miedo suele conducir a la mente por caminos erróneos y llegar hasta límites insospechados. Eso es lo que pretende exprimir Outlast Trials al incluir el modo cooperativo, invitando a los jugadores a unirse con otros usuarios en ese intento de escapar ante las crueldades que se les está sometiendo. Con la clásica mecánica de la saga de correr y esconderse sin poder utilizar ningún arma, se presenta como un videojuego en el que la estrategia es esencial para conseguir salir con vida de ese infierno.

La gran particularidad de Outlast Trials es su desempeño en misiones, cada una realizada en un entorno totalmente diferente como una cárcel o una comisaría. A través de ellos se pueden encontrar diversos puzles que resolver para despistar a los asesinos o encontrar la salida, todo ello intentando mantener al máximo el sigilo y la cooperación con el resto de jugadores. No obstante, la única supervivencia que importa es la del propio jugador, por lo que las traiciones para evitar ser capturado y poner en peligro a otro jugador también son una opción aceptable.

La experiencia jugable es similar a la de un “escape room” con temática de terror. La tensión es constante y en todo momento se tienen que realizar tareas de distracción frente al enemigo o resolver algún enigma para poder avanzar por el laberíntico mapa hasta encontrar la salida. Por ello, la concepción de Outlast Trials como un videojuego cooperativo es tan importante, ya que en solitario pierde la magia de esa idea original, convirtiéndose en un título descafeinado y que pierde la tensión conjunta para intentar escapar de las continuas amenazas.

Outlast Trials es una idea perfecta para que los jugadores de PlayStation, Xbox y PC experimenten sensaciones similares a las de otros juegos como Dead by Daylight o Phasmophopia, pero con la esencia que se respira en la saga de Red Barrels. El trasfondo de la historia de Outlast, con todo lo que podría haber sucedido en el proyecto MK-Ultra resulta ensombrecedor, lo que permite ponerse en la piel de alguien que podría haber llegado a sufrir esa escalofriante experiencia.